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CAPÍTULO 2

 

El niño: consideraciones psicológicas y pedagógicas

 

Una teoría psicosocial: Erik Erikson

 

Las teorías de Sigmund Freud han tenido una gran influencia sobre el estudio del desarrollo. Freud reconoció la existencia de diferentes comportamientos humanos pero se centró especialmente en el libido y el impulso de placer. Sus teorías sobre el comportamiento inconscientes han influido en las teorías actuales de las emociones, la motivación y el desarrollo de la personalidad.  Freud divide la personalidad en tres instancias: la “id” (instintiva), el ego (realista) y el súper-ego ( etico-moral). El ego controla los impulsos peligrosos percibidos a través de varios mecanismos de defensa. Mientras que Freud se centra en el estudio de la “id” (instintiva),  Erikson (1963) se centra básicamente en las implicaciones del ego en el desarrollo humano. Según Erikson, el desarrollo humano sólo se puede entender en el contexto de la sociedad a la cual uno pertenece y remarca la relación entre el ego y las fuerzas sociales que tienen algún tipo de influencia sobre las personas en determinados momentos de la vida.

 

Erikson divide la vida en ocho etapas de desarrollo psicosocial. Cada etapa está caracterizada por una crisis emocional con dos posibles soluciones, favorable o desfavorable. La resolución de cada crisis determina el desarrollo posterior. Las cuatro primeras etapas son especialmente importantes para nosotros porque se centran en los niños pequeños.

 

Tabla 1- Las cuatro primeras etapas del desarrollo psicosocial según Erikson

Crisis central

Solución positiva

Solución negativa

Confianza básica vs. desconfianza (desde el nacimiento a los 18 meses)

La confianza en el cuidador que se ha convertido en “certeza interna y en predictibilidad externa” conduce a la confianza del niño en el entorno.

Miedo, ansiedad y sospecha. Carece de atenciòn fisica y psicológica por parte del cuidador conduce a desconfiar de el entorno.

Autonomía vs. duda, (de los 18 meses a los 3 años)

Sensación de vales. Afirmaciòn de la lección y la voluntad. El entorno favorece la independencia y estos el orgullo y la buena voluntad.

Pédida de la autestima. La sensación de control externo excesivo hace dudar de un mismo y de los otros.

Iniciativa vs. culpa, ( de 3 a 6 años)

Capacidad por aprender, para empezar las actividades, para disfrutar del dominio y los éxitos.

Incapacidad para controlar el nuevo poder. Ser consciente del posible fracaso, inculca la sensación de culpa y el miedo al castigo.

Lavoriosidad vs. inferioridad, (de los 6 años a la pubertad)

Aprende el valor del trabajo, adquiere las habilidades y las herramientas de tecnología. La competencia ayuda a ordenar las cosas y a hacer las funcionar.

La frustracíon repetida y el fracaso conducen a una sensación de no adecuación y de inferioridad que afecta a la visión de la vida.

 (Adaptado de *Erikson, 1963)

 

Como resalto Pucketti Black (2000:85-86) “efectivamente, es mejor que los niños crezcan creyendo que son individuos competentes y eficaces, que no sintiéndose inseguros y siendo desconfiados (...). La capacidad de ver qué tareas son posibles y hacerlas y no tener que esperar a obtener el permiso de otras personas, es mucho más productivo que el miedo al castigo, la vergüenza o el fracaso tan intensos, que puede hacer que un niño deje que sean los otros, quienes toman la iniciativa para hacer las cosas. Las ansias por conocer, por saber como se hacen las cosas y hacerlas es más satisfactorio y tiene más éxito, que la sensación de incompetencia, desgana y quizás rechazo a varias experiencias y nuevos conocimientos”.

 

Así pues, un objetivo importante de la educación prematura es favorecer el desarrollo de personalidades sanas y valorar las primeras experiencias y relaciones de la vida de los niños